Por qué necesitas empezar tu día con una sonrisa

Estaba anocheciendo y el grupo de cazadores debía haber regresado horas atrás. Los hombres que se quedaron en el campamento comenzaron a preocuparse.

Teddy Roosevelt se había marchado esa misma mañana, junto con su hijo y un puñado de nativos, para entrar en la selva a cazar el legendario jaguar.

Tan pronto como el sol comenzó a ponerse, uno de los nativos llegó corriendo del monte. Estaba lleno de sangre, cubierto de polvo y con la muerte en los ojos.

“Mucho trabajo, ¡cansado!” exclamó e inmediatamente colapsó en la suciedad.

Como gasolina en el fuego, este evento desencadenó el pánico en el campamento, y uno de los amigos de Teddy que se había quedado atrás, se puso frenético.

Minutos después, un segundo nativo llegó corriendo del bosque con un estado similar al del primero.

“Trabajo, ¡cansado!” jadeó y procedió a rendirse al esfuerzo de permanecer de pie.

Minutos después, un último nativo se estrelló a través del follaje.

“¡Cansado!” fue todo lo que pudo murmurar antes de que el cansancio lo consumiera y languideciera.

El amigo de Teddy tenía suficiente. Salió al bosque en busca de Roosevelt y su hijo, imaginando lo peor.

Llegó a un claro y encontró al nativo más fuerte de todo el campamento, derrumbado e inconsciente. Le pidió a un par de nativos que llevaran al hombre derrumbado al campamento y continuó su búsqueda.

Estaba seguro de que si el nativo más fuerte no podía manejar su propio patio trasero, Teddy debía estar en la más terrible de las situaciones. Sus temores se intensificaron.

Cuando de repente, escuchó una voz más adelante.

“Vas a hacerlo caer, hijo, ¡levántalo más alto!”

Reconoció a Teddy al instante y saltó a través de la maleza. En un momento, encontró una escena que quedaría grabada en la memoria de los nativos brasileños por generaciones.

Era Teddy. Ensangrentado, maltrecho y con la sonrisa más grande que su rostro podía permitir, estaba ayudando a su hijo, que lucía similar excepto por la sonrisa, levantando a un nativo del suelo y continuaba arrastrándolo hasta el campamento.

Sorprendido pero eufórico, los llamó. “¿Coronel, están bien?”.

“I'm Bully!” (soy un Bully) respondió el ex-presidente de 55 años, un término que usaba a menudo y que significaba “¡Estoy genial!”.

Por siempre después de ello, los nativos hablabarían en voz baja del invencible extranjero que saboreaba inclusive la más traicionera de las situaciones.

Una de las expresiones favoritas de Teddy fue “Encantado”. La usaba con tanta frecuencia y con tanto énfasis que nadie dudaba de su sinceridad.

Se deleitaba en cada aspecto de su trabajo: al arrasar con montañas de documentos estatales, memorizando grandes documentos y dejando su escritorio limpio como un hueso a la hora del almuerzo, en correspondencia con historiadores, zoólogos, inversores, exploradores y actores que aglomeraban su escritorio todos los días; al bombardear al Congreso con memorándums del tamaño de un libro.

Él disfrutaba cada segundo de su vida.

El Autoconrol puede mejorarse

Algo asombroso acerca del autocontrol que ha sido demostrado en numerosos estudios, es que siempre puede mejorarse.

Tal como un músculo, se vuelve más fuerte con un ejercicio regular. Participar en actividades que requieran autocontrol por inclusive un par de semanas, resultan en una mejora en el autocontol en todas las demás actividades.

Los ejercicios pueden ser arbitrarios, como usar tu mano izquierda en lugar de la derecha para abrir puertas y lavarte los dientes. O pueden ser más significativos como trabajar en administrar mejor el dinero. El único requisito es que anules tu forma habitual de hacer las cosas y ejerzas un control deliberado de tus acciones.

Por esta razón, vamos a practicar el sonreír durante el día, independientemente de cómo nos sintamos, por las próximas 2 semanas.

No importa la situación en la que te encuentres, siempre puedes sonreír y hacer lo mejor posible, así como Teddy en la jungla. Si alguien te pregunta cómo estás, di “¡Estoy genial! ¡Hoy ha sido un día grandioso!” y se volverá verdad.

De la misma manera que Teddy se entusiasmaba con tareas desafiantes o aparentemente aburridas, también puedes aprender a disfrutar de las situaciones que alguna vez te parecieron agobiantes.

Te volverás radiactivo con energía positiva.

Cómo Desarmar una Bomba con Calma

Un Oficial en Jefe para Desactivación de Bombas, uno de los trabajos más peligrosos y estresantes del planeta,  estaba contando una historia sobre intentar desactivar una mina mientras estaba bajo el agua -dándose cuenta de que estaba atrapado, no podía mover sus manos ni sus pies. ¿Cuál fue el siguiente pensamiento que se cruzó por la mente del Jefe?

“Todavía estoy respirando, así que eso es bueno. ¿Qué mas tengo a mi favor?”

Eso es lo que tú podrías llamar, mirar el lado positivo.

La próxima vez que pienses en quejarte con alguien o empieces a sentirte estresado antes de un evento importante, interrumpe estos pensamientos con una sonrisa y piensa: "¿Qué tengo a mi favor"

Usa tu autocontrol para ayudarte a ver la diversión y los aspectos emocionantes de inclusive los más desalentadores momentos.

¿Tienes una montaña de memorándums que leer? Disfruta la oportunidad de fortalecer tu resolución y aumentar tu capacidad de devorar inclusive las tareas más terribles.

¿Tienes un gran exámen o una reunión intimidante más tarde? Disfruta el desafío que empujará tus habilidades y enfréntalo con la vibrante energía por la que Teddy fue famoso.

Cuando replantees las situaciones negativas con esta actitud positiva, de pronto las cosas se volverán más fáciles.

El Plan de Esta Semana

Acción de Una Sola Vez

Agreguemos un recordatorio para revigorizarte a la mitad de tu día

Piensa en un lugar al que vayas casi todos los días y donde tengas que hacer frente a una gran cantidad de obstáculos que te generen estrés.

Puede ser tu escritorio en el trabajo, donde a menudo te das cuenta de que tienes más trabajo que hacer u olvidaste enviar algo a tiempo.

Puede ser en tu auto, si te encuentras molesto por el tráfico o por los conductores desconsiderados. Piensa en un lugar que visites regularmente y en donde te podría beneficiar un gentil recordatorio de que la vida es genial.

Ahora, consigue una nota adhesiva y escríbete un pequeño recordatorio para ser enérgico y recordarte que puedes controlar tu perspectiva de las cosas. Puede ser una frase, un mensaje personal o cualquier otra cosa. Después, ponlo en un lugar visible. Yo escribí la siguiente cita en una nota adhesiva en mi escritorio.

Marco Aurelio, el último buen Emperador de Roma, tenía algunos increíbles consejos para ser feliz y sabio.

“Se necesita muy poco para hacer una vida feliz; todo está dentro de ti mismo y tu manera de pensar.”

Tu Meta

Cada mañana, por los próximos 10 días, empieza tu día con una gran sonrisa: añadiremos el hábito “¡Que gran día!” a tu rutina matutina.

Para este hábito, encuentra un espejo y mira tus ojos y sonrisa. Mientras estás sonriendo, ¡di en voz alta que el día será grandioso! Dilo con confianza y se convertirá en realidad.

Sonríe, emociónate por el día delante de ti, sé agradecido por todas las cosas maravillosas que hay en tu vida y replantea los obstáculos como emocionantes oportunidades. La clave es experimentar conscientemente las partes emocionantes de esta declaración, decirlo con una sonrisa falsa no funcionará.

Permite que estos hábitos te preparen para el resto del día. Siéntete libre de añadir el hábito a tus rituales vespertinos o nocturnos también. Así podrás revisarte a ti mismo a lo largo del día y asegurarte de mantenerte positivo y practicar tu auto-disciplina sonriendo cuando no es natural hacerlo.

Si alguien pregunta cómo va tu día, inclusive si no sientes que es el mejor día del mundo, dale una genuina sonrisa y dile “¡Mi día está yendo genial! Mejor de lo que podría haber imaginado, ¡gracias por preguntar!”

Al declarar esto, estás haciendo posible que se vuelva realidad. Pero si en vez de eso te quejas y gimes acerca de cuan aburrido es el trabajo que tienes que hacer, eso es lo que volverás realidad.

¡Toca Aceptar a continuación para empezar una semana feliz!

La próxima vez que te encuentres en una situación difícil, imagina cuánto la hubiera disfrutado Roosevelt.

¡Escucharás nuevamente de mi después de esta feliz semana!